En una entrada anterior hablábamos de la verosimilitud como de aquellas reglas que, por increíbles que sean, se impone a sí misma una ficción y que debe respetar religiosamente a lo largo de la historia. Este concepto se entiende muy bien en argumentos de ciencia ficción, pero también se aplica a relatos de corte más realista. Sin embargo, el realismo es mucho más exigente que la fantasía en cuanto a verosimilitud se refiere. No basta con respetar unas reglas inventadas, también hay que respetar las reglas de la “realidad”. Y es que si se juega a ser reales, también hay que parecer reales. Los refranes –ese manual de filosofía para dummies– reflejan este vital aspecto de la verosimilitud con la famosa doble exigencia a la pobre y muy sufrida mujer del César.

la mujer del Cesar

Lo mío sí que es duro y no la verosimilitud…

¿Y qué tiene que ver la verosimilitud con el anunciado contenido de este post, esto es, las estrategias y políticas de casting? Si se parte de la premisa de que no hay casting inocente, la respuesta está clara. No hay nada como estudiar las decisiones de casting de una serie o película para acercarse un poco a sus intenciones. Y la intención principal de cualquier producto de ficción de un canal de televisión generalista en abierto es siempre la misma: la audiencia. La audiencia atrae a la publicidad y la publicidad es quién pone el dinero. Y el dinero no solo es el objetivo, sino que también es el medio para seguir haciendo lo que estás haciendo.

Siguiendo con esta lógica simplista podemos preguntarnos qué es lo que más fácilmente genera audiencia. La respuesta vuelve a ser simple: el sexo. Y en este apartado precisamente la publicidad sabe mucho, muchísimo al respecto. Nada nuevo bajo el sol: a todo el mundo le gusta el sexo, sobre todo el que viene en forma de caramelo. No importa si eres un troll, en lo físico y/o en lo psíquico, tu prometida pareja sexual será un/a modelo de pasarela y el orgasmo será místico. Y aquí es donde entran a saco los dos conceptos narrativos –nada sutiles, pero muy gráficos- de “mojabragas” y “calientabraguetas”. Pocas ficciones escapan a ellos, y a casi todas les proporcionan buenos réditos.

mojabragas_calientabraguetas

El concepto…

¿Está reñida la verosimilitud con una pareja protagonista atractiva con un URST como la copa de un pino? No siempre, si se es listo y se sabe ocultar las cartas “justificando” –otra regla de oro de la ficción- tus decisiones. A veces basta con introducir un elemento irónico o cómico para avisar al espectador de que lo que está viendo no va “en serio”. Un famoso ejemplo sería Luz de Luna, con dos guapos a rabiar metidos a detectives privados y con un divertidísimo juego sexual del tira y afloja. Nadie se cree que Bruce Willis y Cybill Shepherd pudiesen ser detectives en la realidad (para eso está Crímenes Imperfectos), pero la serie, muy sabiamente, tampoco pretende nunca venderte semejante fantasía. Lo mismo aplica a un ejemplo mucho más cercano, geográfica y cronológicamente, como Los Hombres de Paco, con otra pareja protagonista guapérrima con un URST infatigable. ¿Hay alguien que crea que esa comisaria tenía algo en común, por pequeño que sea, con una comisaria real?

mario_casas_hugo_silva_michelle

¡Vivan las fuerzas y cuerpazos de seguridad del Estado!

Pero el elemento cómico, cuando no el cachondeo directamente, no es la única justificación posible para una pareja protagonista de buen ver. Pongamos el caso de The Americans. Los dos protagonistas son buenos mozos, ella más que él, y hasta este detalle comparativo está justificado: ella juega/necesita la baza sexual mucho más que su partenaire masculino. Es decir, para ser el tipo de espías que son, no solo necesitan saberse al dedillo el manual del espía, dominar técnicas de lucha o presumir de ideales férreos (que también pueden tambalearse, sobre todo si es por comparación), sino que además tienen que ser atractivos para atraer así a sus presas y ser efectivos. The Americans no tiene nada de humor, es una serie “seria” que va “en serio” y justifica a sus protagonistas guapos desde el minuto cero. ¿Nos la creemos? En recetasenserie sí, mucho.

the_americans

Espías, rusos y sexys…

¿Pero qué pasa cuando no puedes encontrar una justificación válida para tener dos protagonistas atractivos? ¿Qué pasa cuando comparas Bajo Sospecha con Broadchurch? Pues que una puedes creértela (hasta cierto límite, porque menuda segunda temporada que se están marcando; pero ese es otro asunto: la verosimilitud de las tramas) y la otra, por mucho que te esfuerces, no. Si comparamos a los protagonistas de ambas series, no es difícil imaginar que las estrategias de casting han sido muy diferentes. La pareja protagonista de Broadchurch no es solo considerablemente menos atractiva que la pareja protagonista de Bajo Sospecha, también gana por goleada en lo que al número de primaveras se refiere, y al departamento de maquillaje y peluquería, además, no les tiembla el pulso a la hora de “afearla”. ¿Hay tensión sexual entre ellos? Por el momento, ni se la ha visto ni se la espera.

estrategias_de_casting06

Somos policías…

estrategias_de_casting03

Y nosotros…

estrategias_de_casting05

Dos de ellos sí son policías…

¿No le importa la audiencia a ITV, el canal británico que emite Broadchurch, que se atreve a prescindir del elemento sexy en la pareja protagonista de una de sus series? A la vista de los resultados de audiencia de la primera temporada (la segunda temporada es otro cantar, ya lo hemos dicho), a quien no le importa el elemento sexy es a la audiencia. ¿Le importa a la audiencia española el “elemento sexy” o lo considera un factor inconveniente para según qué tipo de historias? ¿La solución a este enigma depende de la costumbre, de la inevitable naturaleza intrínseca o de la imposibilidad de comparativa? Aunque no hay muchos ejemplos de los que echar mano, ahí está Desaparecida (felizmente para la comparación, de la misma productora que Bajo Sospecha) y sus datos de audiencia: suficientes para una televisión pública que ya no se financia con publicidad, pero bajos para una privada que la necesita como carburante. ¿Cuál de las dos series te parece más verosímil, Desaparecida o Bajo Sospecha? ¿Cuál crees que ganará en el apartado de audiencia? ¿Hubieran sido distintos los criterios de casting si Bajo Sospecha estuviera destinada también para TVE?

ask-question

¿Cuántas preguntas se pueden hacer en un mismo post?

Las respuestas a estas últimas preguntas es lo que se esconde detrás de las diferentes estrategias de casting. El porqué se comporta así la audiencia en España es más complejo de concretar. Lo que nos lleva a plantearnos más preguntas. ¿Por qué genera Broadchurch en su segunda temporada espectadores británicos indignados y cae su audiencia bajo la acusación de pérdida de credibilidad? ¿Por qué a Bajo Sospecha la credibilidad le importa más bien nada? De nuevo, las respuestas a estas difíciles, o no tanto, cuestiones explican las diferencias en las políticas de casting. Y éstas no deben de estar desencaminadas: el primer episodio de Bajo Sospecha lo ha petado…

 

¿Te gusta? ¡Compártelo!