Hoy en día todo viene envasado, por raciones, en bandejas, cortado y/o fileteado. Por ejemplo, el pollo, más conocido como gallus gallus domesticus por los amantes de las lenguas muertas. Sus partes y vísceras se pueden adquirir al gusto, sin necesidad de manipular un cuerpo para algunos 21 gramos más liviano. Los aprensivos están de enhorabuena, pero puede que se sientan inclinados a superar sus escrúpulos si hacen una sencilla comparativa: el eurokilo. De dos euros y medio aproximadamente que vale el kilo de pollo entero se pasa en un nanosegundo a los cinco eurazos el kilo a los que cotizan sus pechugas. Y si las quieres fileteadas, añádele cincuenta céntimos extras. Las alas, jamoncitos o contramuslos también cotizan al alza en el parqué del eurokilo.
Puede que la crisis económica no te haya alcanzado -¡enhorabuena!-, que la hayas sorteado con más o menos éxito con una graciosa verónica o que tu fobia a la manipulación de corpses supere cualquier raciocinio. Si es así, adelante, nadie niega la comodidad de las bandejas, aunque me cuentan que la burbuja inmobiliaria se ha trasladado al mismo Infierno con la excelente excusa de habilitarlo para la llegada de almas no eco-friendly. Hay quién dirá que ayuda a la industria del reciclaje, pero ese es otro cantar y de todos son conocidas las fricciones y peleas que surgen de forzar la coexistencia de dos gallos en un mismo gallinero. Pero si la crisis te ha impactado de lleno, eres de los que miran el bolsillo, el eurokilo es una variable vital de tu precario día a día o te importa la sostenibilidad ambiental, este post te interesa. Y es que el pollo, ¡atentos!, se puede comprar entero.
Una vez tenemos el pollo en casa, solo necesitamos una buena tabla de cortar y un cuchillo pollero, a ser posible bien afilado para no desarrollar por descuido nuestros olvidados bíceps. Con un poco de paciencia, memoria visual y, sobre todo, extremado cuidado, pronto seremos capaces de hacer el despiece de manera rápida y satisfactoria. Muslos, alitas, pechugas y contramuslos estarán listos para cualquier receta y, lo más importante, al mejor eurokilo posible. Podremos además preparar entre tres y cinco litros de caldo –dependiendo del tamaño del sujeto- utilizando lo que también se puede adquirir en bandejas y a un eurokilo hinchado: la carcasa del pollo.
Una vez hecho el caldo de pollo, el aprovechamiento del animal aún no ha acabado. La carne de la carcasa se puede utilizar para servirla desmigada en sopas o para hacer unas croquetas. Receta por todos conocida, y si no, cualquier motor de búsqueda te enlazará con miles de ellas –después de comprar el pollo, trocearlo, preparar un caldo y desmigar la carcasa no tengo fuerzas para escribir un post clásico de recetas-, las croquetas forman parte del tradicional visual merchandising de vitrina de cualquier bar que se precie. Los ingredientes son básicos, los pasos, bla, bla, bla, muy fáciles, y el resultado, dependerá de nuestras dotes culinarias y nuestro gusto por el emplatado. Recomendación 1: en vez de forma alargada, se puede dar forma redonda a las croquetas y elevar así la estimación que de nosotros tienen nuestros familiares y amig@s.
Recomendación 2: una cerveza acompaña perfectamente a éste y otros muchos platos.
David
Esa cocinera y webmaster!!!! 😉