Vale, no te vamos a mentir. Cualquier receta que incluya alcachofas entre sus ingredientes es un engorro de preparar, por no decir un auténtico coñazo. ¿Por qué? Si te haces esa pregunta, es porque nunca has cocinado alcachofas. Y es que limpiar estas simpáticas y muy sanotas verduras no es apto para impacientes. Hay que quitarles las hojas exteriores, las puntas, los rabos y la pelusilla interior y, para más inri, cuando por fin has terminado de limpiarlas descubres que tus manos y uñas lucen unas manchas negruzcas para nada atractivas.
Pero como todo tiene solución en esta vida, tranquilo, hay un remedio muy sencillo para evitar esto. Si no te quieres manchar las manos, es muy fácil, solo tienes que usar unos cómodos guantes de látex. En cuanto a lo laborioso que resulta pelar las alcachofas, el remedio es menos mágico: se soluciona, en parte, con práctica. De verdad, en cuanto limpies un par de cientos, verás como la cosa mejora… 😛
Aunque lo mejor que puedes hacer para pasar por este penoso trago de limpiar alcachofas es pensar en sus beneficios nutricionales: la alcachofa es la reina de las propiedades digestivas, regula el colesterol cosa mala, le da caña a los triglicéridos, reduce la presión arterial, sacia que no veas, ayuda a la eliminación de líquidos, etc., etc., etc. En serio, la lista continúa, pero nuestro tiempo y espacio es limitado. Para indagar más sobre lo beneficiosas que son estas verduras tan vistosas, haz una simple búsqueda en internet y prepárate para alucinar con la alcachofa.
Me pirran, es que me pirran…
¿Estás listo? Vamos allá… receta de alcachofas a la cerveza.
INGREDIENTES
- 1 kg de alcachofas (unos 600 g limpias)
- 50 g de taquitos de jamón (o tiras de beicon)
- 1 lata de cerveza
- 2 dientes de ajo
- ½ pastilla de caldo de carne
- 1 cucharada sopera de fécula de maíz
- 2-3 hebras de azafrán (o colorante alimenticio, que el azafrán va muy caro)
- pimienta blanca
- 2 guantes de látex (¡pero no te los comas!, son para las manos)
- AOVE
Sí, sí, hemos dicho pimienta blanca, pero no nos quedaba…
ELABORACIÓN
Paso 1 – Pelar las alcachofas y reservar
Como ya hemos admitido antes, este paso es el más laborioso de la receta. La buena noticia es que una vez tengas las alcachofas limpias y troceadas, el resto de la elaboración es pan comido. En serio, esta receta es tan fácil que seguro que la incorporas a tu menú habitual. Pero vayamos paso a paso. Lo primero que tienes que hacer es pelar las alcachofas.
Para no mancharte las manos, un buen truco es ponerte unos guantes de latex. Ya con las manos enguantadas, ármate de paciencia, sobre todo si es tu primera experiencia con las alcachofas, y empieza a limpiarlas una a una tal que así: quítales las hojas exteriores (no te cortes, llega hasta el corazón de la alcachofa), pártelas por la mitad, córtales las puntas y los rabos y retira la pelusilla interior. Una vez tengas el corazón de la alcachofa limpio, pártelos en cuartos y resérvalos en un recipiente con agua y limón para que no se oxiden.Si lo prefieres, también puedes dejar los corazones partidos enteros y cocinarlos tal cual.
Nadie dijo que fuera fácil… pero merece la pena.
Paso 2 – Sofreír el ajo y los tacos de jamón
¿Ya tienes limpias y troceadas las alcachofas? Enhorabuena. Lo que queda ahora es coser y cantar en comparación. Pela y pica los dos dientes de ajo muy finitos y dóralos a fuego suave en una cacerola. Cuando empiecen a tomar color, añade los taquitos de jamón (o las tiras de beicon) y sigue removiendo un par de minutos. Escurre bien las alcachofas, incorpora y rehoga.
Empieza la parte sencilla de la receta…
Paso 3 – Cocer las alcachofas
Añade la media pastilla de caldo, la pimienta blanca, el azafrán (o colorante alimenticio en su defecto), la cerveza y una cucharada de maicena diluida en agua fría. Tapa y deja haciendo chup-chup 20-25 minutos, o hasta que las alcachofas estén tiernas.
Recomendación 1: échale un ojo a las alcachofas de vez en cuando y si ves que se están quedando cortas de salsa, añade un poquito de agua.
Recomendación 2: como las pastillas de caldo son bastante saladas, lo mejor es corregir el punto de sal solo al final.
Ya puedes empezar a salivar…
EMPLATADO
Emplatar estas alcachofas a la cerveza no tiene misterio. Escoge tu plato favorito y sírvelas en el medio con bien de salsa. Podrás comértelas como plato único o como tapa, tú decides. Sea como sea, no te olvides de comprar una barra de pan.
Vas a mojar pan y lo sabes…
Y para acompañar el plato, hoy os dejamos con una recomendación seriéfila de culto, The Shadow Line, un sofisticado thriller policíaco muy-muy de autor.
The truth, it’s like lightning, always follows the line of least resistance.
Y para abrir boca, en vez del acostumbrado tráiler, os dejamos con la cabecera, tan gélida, misteriosa e hipnótica como la propia serie:
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