No hay corte más coñazo que el brunoise. ¿Por qué alguien querría cortas hortalizas y/o  frutas en dados tamaño micro, entre 1 y 3 mm? Aparentemente hay respuesta a la pregunta: al tener todos los daditos el mismo mini tamaño, la cocción es homogénea y la presentación resulta de lo más armoniosa a la vista. Lo que no resulta tan placentero es la técnica, por lo que decíamos de coñazo.

¿Pero cómo se hace? En fin, si hay que lograr dados homogéneos, ya os podéis imaginar los pasos. Primero se corta aquello que se quiere “brunoisar” en tiras finas, es decir, se hace un corte tipo juliana. Seguidamente, atacamos a cuchillo transversalmente dichas tiras hasta reducirlas a ceniza, es decir, daditos, y et voilà!, ya tenemos la brunoise.

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Para los que aún no lo tengan claro, aquí un vídeo de lo más explicativo.

A pesar de la meticulosidad y cuidado (recordad, los cuchillos los carga el mismísimo Satanás) que requiere el corte, los resultados, efectivamente, son muy vistosos. Hasta puede que nos dé un ataque obsesivo-compulsivo y nos pongamos a cortar en brunoise todo lo que tengamos a mano hasta llegar a una magnífica macedonia vegetal de daditos multicolor.

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Si esto ocurre, tranquil@. La psiquiatría está muy avanzada y, lo más importante, podemos utilizar la macedonia vegetal para elaborar, por ejemplo, una sabrosa ensalada fría de cuscús, más conocida como tabulé, la dejamos enfriar un par de horas en la nevera y, mientras tanto, pedimos hora a nuestro psiquiatra de cabecera.

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